viernes, 14 de enero de 2011

SEPTIMA ETAPA: BOADILLA DEL CAMINO-BERCIANOS DEL REAL CAMINO (16 de agosto de 2005)





Salimos de Boadilla del Camino a las 8:00, hora límite en estos sitios, y vamos por el camino junto al Canal de Castilla, que en este tramo está muy bien, hasta FRÓMISTAdonde, a parte de admirar la joya del Románico que es la Iglesia de San Martín (por fuera, ya que lo normal que nos suele ocurrir es que esté cerrada), nos llama la atención el monumento de dedicado a San Telmo, que era nativo del lugar.

Nunca hubiéramos sospechado que un santo tan marinero fuera de un lugar tan de secano.

El Camino junto al Canal de Castilla

Canal de Castilla

Iglesia Románica de San Martín en Frómista

Sera, Malen y la rana…¿y si fuera un príncipe encantado?

Sorprenden también las tres ranas de bronce que lo rodean (la cuarta, se la ha debido llevar algún peregrino avispado, o es que, en ese momento, había ido al baño) para lo que no se encuentra otra explicación razonable que no sea que las autoridades competentes hayan pensado que el animal totémico adecuado para un marinero no puede ser otro que la rana, que tan pronto está en tierra como en el agua. Podían haber pensado en las focas y hasta en los pingüinos, pero tampoco es cuestión de pedir excesivos conocimientos faunísticos a los próceres del lugar.

Por cierto que ya es la segunda vez que nos encontramos con ranas, y no será la última. A ver si vamos a tener que desplazar a las ocas como animal representativo del Camino porque, además, son mucho más simpáticas.

Seguimos por el camino, ahora junto a la carretera, y pasamos por POBLACIÓN DE CAMPOS, REVENGA DE CAMPOS, VILLARMENTERO DE CAMPOS y VILLALCÁZAR DE SIRGA (de los que sólo este último merece que nos paremos un rato, desde nuestro punto de vista, desde luego) antes de llegar a CARRIÓN DE LOS CONDES.

En Carrión, el convento y albergue de las Clarisas está cerrado, así que nos quedamos sin sellar y sin los deliciosos dulces por los que son famosas estas monjas.

El convento de Santa Clara en Carrión de los Condes

Sellamos en la Oficina de Información y Turismo, y tratamos de buscar un sitio donde degustar la afamada repostería local pero, por no ir a la confitería que hay a la entrada del pueblo (habían pegado pasquines publicitarios en un buen trecho del camino y nos habíamos juramentado para ir a merendar a cualquier sitio menos a ése), acabamos en un bar de la parte alta del pueblo, comiéndonos unos bocadillos con menos gracia que un templario en bicicleta. ¡Es lo que tienen los principios morales, que no dan de comer, o dan muy mal!

También bajamos al río que da nombre al pueblo, por si se terciaba un bañito, que también era una posibilidad prevista en el proyecto del viaje pero, aunque el caudal era aceptable, la calidad de las aguas no acompañaba en absoluto.

El río Carrión a su paso por Carrión de los Condes

A partir de Carrión seguimos por la carretera, ya que empieza a entrarnos prisa, hasta CALZADILLA DE LA CUEZA, LÉDIGOSy TERRADILLOS DE LOS TEMPLARIOS, donde paramos a comer de bocatas en el bar del albergue que lleva el nombre del último Maestre. Aquí nos ponen el segundo sello del día, o más bien nos autosellamos, que es lo que se lleva en algunos albergues.

Después de comer seguimos por el camino y pasamos por MORATINOS, SAN NICOLÁS y SAHAGÚN, donde estaba previsto pernoctar, incluso estuvimos echando una ojeada al albergue, que no tenía mala pinta. Pero, entre que no nos gusta mucho el pueblo, y la obsesión de Tomeu por adelantar camino, decidimos seguir pedaleando.

Arco de San Benito en Sahagún

Seguimos hasta BERCIANOS DEL REAL CAMINO, donde encontramos el único albergue, de los que nosotros hemos visto, que mantiene cierto espíritu peregrino.

Es un albergue parroquial, hecho de adobe, donde se paga la voluntad, que incluye estancia, cena y desayuno (Donamos 5 euros por cabeza, más de lo que teníamos estipulado para estos casos, pero es que el albergue lo valía).

Aunque la cena es de plato único, se invita a los peregrinos a que aporten algo para completarla. Nosotros compramos un melón, otros trajeron queso, salchichón, etc. Como la opción del melón fue la más popular entre los peregrinos, los hospitaleros se juntaron con, al menos, ¡¡5 melones!! Deberían insinuar lo que hace falta para que no les pase esto a menudo.

Fachada del Albergue

Interior del Albergue

El local es un caserón al que le hacen falta un montón de reformas. Hasta tiene un par de nidos de golondrinas en el dormitorio, y es bastante espartano (No hay espejo en el baño de caballeros).

En compensación, organizan actividades, como la sesión de lectura de textos sagrados, previa a la cena y meditación en grupo (de la que se escaqueó algún conocido, Sera, para más detalles. ¡Falta de devoción, ya se sabe!) y la salida a ver la puesta de sol en comunidad, que ese día no pudo hacerse porque estaba nublado.

Para amortiguar las penurias, aparecieron a última hora un par de suecas como dos soles. ¡¡Porque uno va imbuido de espíritu peregrino, que si no ..!!

La cena estuvo magnífica. Tocaban espaguetis y la hospitalera enganchó a una pareja de peregrinos italianos para que los prepararan, y acertó de pleno. Prepararon unos espaguetis realmente gloriosos.

Después de la cena, es costumbre que los peregrinos ayuden a recoger y a fregar, y la verdad es que una gran mayoría se escaquearon. Al final, Malen y un peregrino catalán se comieron una fregada monumental, con ayuda en momentos de Sera y Joaquín.

Pero, con fregada y todo, es el albergue donde más hemos disfrutado y sentido ser peregrinos, y gran mérito de eso lo tenían los hospitaleros, unos voluntarios de Madrid, muy agradables.


RESUMEN DE LA ETAPA: 81’09 Km. en 5 horas y 35 minutos, con una media de 15’5 Km./h . ¡Aquí ya estábamos lanzados!




No hay comentarios:

Publicar un comentario