viernes, 14 de enero de 2011

DÉCIMA ETAPA: RABANAL DEL CAMINO-VILLAFRANCA DEL BIERZO (20 de agosto de 2005)





Desayunamos en el albergue, un desayuno bastante escaso, por cierto, y durante el mismo nos encontramos con unas chicas vascas que ya habíamos encontrado en el albergue de Bercianos y hacen el camino a pie, ¡estos vascos son algo grande!

Después del desayuno, con niebla y un frío que pela, salimos hacia la Cruz de Ferro. Por la carretera, porque la pendiente que nos espera, según nuestro libro de ruta, no es como para complicarla un poco más. Ya se sufre bastante incluso subiendo por la carretera.

Llegamos a FONCEBADÓN,que ha pasado de estar prácticamente abandonado a tener dos albergues, un par de bares y algunas casas reconstruidas, aunque aún quedan un gran número de casas hundidas y presuntamente abandonadas.

El Camino a su paso por Foncebadón

Luego, alcanzamos la CRUZ DE FERRO para depositar las piedras de rigor (que traíamos desde Palma) y hacer las fotos que manda la tradición, algunas de ellas junto a unos toros enormes que había allí de fondo, a los que no convenía acercarse demasiado, por si acaso.

Cruz de Ferro, enclave mítico del Camino

Malen de Ubrique

En la Cruz de Ferro parecía que ya se terminaba la cuesta arriba, pero va a ser que no, aún nos quedaba un buen trecho subiendo, bastante duro, antes de empezar una descomunal y divertida bajada.

Seguimos por la carretera, que hasta Molinaseca coincide con el camino en casi todo el trecho.

Albergue de Manjarín

Lo primero que encontramos es MANJARÍN, el punto más pintoresco del Camino pues, en una casa del pueblo (o ni siquiera eso, que más parece una chabola), éste si totalmente abandonado, ha puesto sus reales el maestre Tomás (No sabemos que título se habrá otorgado a sí mismo, así que lo dejamos en maestre) que se dice a si mismo sucesor de los templarios, a lo que da visos de autenticidad la cantidad de mugre que el hombre lleva encima, que tal parece que no se haya lavado desde la última cruzada (Tom Cruise es último samurai y Tomás el último templario).

Se pasea con el uniforme medieval pertinente y regenta un albergue sin luz eléctrica ni agua corriente, donde organiza ceremonias templarias esperpénticas (tuvimos la suerte de asistir a una de ellas, que no es cuestión de perderse algo así) en las que predice el fin del mundo a golpe de espadazos a una campana e invocaciones a los arcángeles Rafael, Miguel, Gabriel y Uriel (gracias al Maestre Tomás descubrimos que el tal Uriel también pertenece a la escala de los arcángeles, lo que se comunica para general conocimiento).

Durante la emotiva celebración mística, una de las asistentes rompió en llantos. Este Tomás sabe conectar con su audiencia, lástima que se acabe el mundo.

Sellamos la credencial para acreditar nuestro paso por el lugar. Lástima que no tengamos fotos de la ceremonia, pero no nos atrevimos. Nos pareció una falta de respeto pues, incluso, había subido gente desde Ponferrada para asistir a la misma.

Panel informativo en el Albergue de Manjarín

Seguimos hasta Molinaseca, pasando por EL ACEBO (bonito y típico pueblo berciano) y RIEGO DE AMBRÓS.


En MOLINASECAnos espera la gran decepción del Camino, la playa fluvial está hecha un asco, convertida en una balsa de aguas cenagosas. Nuestro gozo en un pozo, tanto cargar con el bañador para esto… No llegamos a saber si el estado de la playa fluvial es por la sequía o porque la han estado utilizando los bomberos para apagar los últimos incendios del Bierzo, pero no importa, la frustración por no podernos dar el deseado baño después de tantos días de polvo y sudor no tiene límites.

Decepcionante playa fluvial en Molinaseca

Molinaseca

Para compensar, nos comemos las pastas que nos quedan de la compra de Astorga y seguimos nuestra ruta.

Pasamos por CAMPOy llegamos a PONFERRADApor la carretera que, en este caso, coincide con el camino.

Damos una vuelta por la ciudad e imbuidos como estamos del espíritu templario, no hay otro remedio que visitar el castillo de los ídem (Templarios 6 – Resto del mundo 0: Hospitalarios, Caballeros de Malta, etc. Y eso contando sólo los sitios acreditados que hemos visitado).

Castillo Templario de Ponferrada

Como ya es la hora, nos disponemos a comer el menú de bocatas que toca al mediodía. Comemos bocatas para no tener que pedalear en mitad de una proceso de digestión pesada aunque, como hace fresquete, le añadimos un chocolatito a la taza.

Vamos por el camino, que se mantiene más o menos llano, hasta CACABELOSque, en principio, debía de ser el fin de la etapa.

Reponiendo agua frente al edificio del Consejo Regulador de la denominación de origen Bierzo

Pasando por COLUMBIANOS, FUENTES NUEVAS y CAMPONARAYA, prácticamente sin detenernos más que para rellenar el agua de los bidones.

Otra fuente

Decidimos seguir hasta Villafranca del Bierzo para adelantar lo más posible porque, en la etapa siguiente, nos espera el temible y temido O’Cebreiro.

En VILLAFRANCA DEL BIERZOencontramos dos albergues que están en las afueras del pueblo. Primero vamos al Refugio Ave Fénix, privado, que se las da de purista, pero es caro y, además, te echan a la 6:00 de la mañana, así que, inteligentemente, vamos al Albergue Municipal que está justo al lado (4 euros por cabeza), tiene menos pretensiones y permite dormir dos horitas más por la mañana.

Albergue Municipal de Villafranca del Bierzo

Damos una vuelta por el pueblo y aprovechamos para comprar para el desayuno del día siguiente, porque en los alrededores del albergue no hay ningún sitio donde poder hincar el diente. Nos perdemos por el minúsculo pueblo, demostrando que el peregrino si no fuera por las continuas flechas amarillas llegaría a Santiago, ¡pero de Chile!

Convento de los Padres Paúles en Villafranca del Bierzo

Y, al fin, encontramos un bar en la plaza del pueblo y cenamos un menú pasable en uno de los restaurantes que hay allí, y a dormir (o eso pensábamos) que hay que proseguir la gesta.

La etapa ha sido durilla, pero no estamos mal del todo. Creía que sería peor.


RESUMEN DE LA ETAPA: 58’21 Km. en 4 horas y 33 minutos, con una media de 12’7 Km./h.


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