lunes, 26 de septiembre de 2011

SÉPTIMA JORNADA (15-09-2011) : ZAMORA - TÁBARA (66,70 Km)

Hemos desayunado en el albergue (estaba incluido en el precio). No ha sido gran cosa, pero tampoco ha estado mal del todo. Hoy hemos salido pronto, obligados por las circunstancias (a las 8 había que estar fuera del albergue).

Se sale de Zamora por la Plaza Mayor y, tras una primera bajadita, se sale de la ciudad por una empinada cuesta. ¿Qué tendrán los pueblos y ciudades contra los bicigrinos? ¿Por qué siempre lo ponen todo cuesta arriba?. 

Por un agradable camino entre los campos se llega a Roales del Pan y ... qué flipe! A la entrada del pueblo hay una casa con un jardín de lo más estrafalario. Está lleno de figuras de tamaño natural, totalmente coloreadas, representando el Nacimiento, el apóstol Santiago, personajes bíblicos, diversos animales, un extraterrestre, peregrinos, etc. El sitio se llama "El Refugio". 






Aún nos duraba el asombro cuando Malen nos avisó que había pinchado. Reparamos el pinchazo en un banco del pueblo y continuamos la marcha. 


Hasta Montamarta se va por pistas de concentración agrícola que no están mal. En Montamarta nos avituallamos en un bar ultramoderno para lo que son estos pueblos. Pedazo bocatas de jamón y de anchoas y, por supuesto, unas cuantas fotos, incluyendo una al zangarrón (personaje típico del pueblo, parece ser). 





Al salir, se pasa por la Ermita de la Virgen del Castillo, que está en un alto y allí, frente a la ermita, la bici y yo nos caímos. Rozaduras, pequeñas heridas, etc. Lo típico en estos casos. Ya nos hemos caído todos. Otra experiencia más.


Seguimos por el camino hasta que pillamos la nacional y, una vez allí, decidimos ir hasta Granja de Moreruela por carretera ya que todos teníamos algún golpe o magulladura que nos molestaba. Una vez en Granja de Moreruela, sellamos y nos avituallamos de fruta y bollería. Por cierto, qué decepción, el pueblo es pequeñísimo. Con este nombre esperaba algo más grande e importante. La tienda donde nos abastecimos, la única del pueblo, está justo enfrente del punto donde empieza el Camino Sanabrés y, por otro lado, sigue la Vía de la Plata. 




Continuamos por el camino sanabrés hasta Puente Quintos, donde nos aconsejaron coger la carretera porque el camino no es apto para bicicletas. Ya antes de llegar al puente tuvimos que bajarnos de la bici porque hay una bajada, tiene sólo 100 metros o menos, pero con una pendiente brutal. Parecía que íbamos a caer en picado. Fue complicado incluso bajar haciendo empujing (más bien retening, diría yo). La bici se iba y costaba retenerla. 






A partir del puente, hay unos 5 kilómetros bastante duros de fuerte subida. Una vez arriba, sufriendo mucho calor, que es la tónica habitual por estos pagos, nos tomamos un merecido descanso para recuperar y, luego, directos a Tábara. 





El albergue no está mal, pero no apareció nadie por allí. Nos dijeron que es lo habitual, que al hospitalero u hospitalera ni se le vé el pelo, así que llegamos, elegimos cama, hicimos la colada y a visitar el pueblo y a cenar. Éramos  9 , 3 peregrinos de a pié, dos ciclistas que iban por carretera (padre e hijo) y nosotros cuatro. 

Cuando estábamos a punto de acostarnos, apareció un hombrecillo, de unos 65 ó 70 años, con bicicleta de carretera, totalmente desorientado, sin saber dónde se encontraba. Nos dijo que iba a Astorga. Intentamos convencerle de que se había equivocado de camino, pero no hubo forma. Decía que iba bien y que por ahí también se llegaba a Astorga. Durmió vestido y, por la mañana, tal como se acostó, se levantó, cogió la bici y desapareció. Esperemos que le haya ido bien.

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