domingo, 25 de septiembre de 2011

CUARTA JORNADA (11-09-2011): OLIVA DE PLASENCIA-CALZADA DE BÉJAR (51,33 Km)

Desayunamos en el albergue, nada del otro jueves, y salimos a las 8:45. Nuestra intención siempre es salir a las 8, pero no hay forma.



Hasta el Arco de Cáparra el camino transcurre entre la finca Los Baldíos con toros bravos a ambos lados. Hay zonas donde las vallas son de rejilla normal y corriente, pero hay otras donde las vallas son mucho más reforzadas, y esto ya acojona un poquito.








El Arco es muy bonito, y se entiende que sea el icono de la Vía de la Plata, pero llama la atención que esté situado en un camino malo y estrecho y, sobre todo, en mitad de la nada.






Una vez hecho el mogollón de fotos reglamentario, continuamos hasta Aldeanueva del Camino ya en franca subida. Tuvimos algún problemilla para franquear un arroyo, pero conseguimos llegar. 






Seguimos hacia Baños de Montemayor, con una subida del copón y, después de tomarnos un pequeño tentempié y rellenar nuestros bidones, iniciamos la tenida ascensión al Puerto de Béjar por la calzada romana. Volvía a hacer un calor espantoso, pero yo creo que ya empezamos a estar acostumbrados.






Muy bonita y muy bien restaurada, pero totalmente imposible para nosotros y nuestras bicis. Por pimera vez, tuvimos que hacer empujing durante un tramo largo. Pero bueno, esto también forma parte del Camino.

Llegamos al Puerto de Béjar con menos sufrimiento del previsto y, en el alto, después de las fotos de rigor , llamamos al albergue Alba y Soraya, de Calzada de Béjar, para reservar plaza.



La bajada del puerto es espectacular, se disfruta un montón hasta el Puente de la Malena, sobre el río Cuerpo de Hombre en que se acaba lo bueno. Estuvimos varias veces a punto de caernos, por la velocidad y el mal camino a ratos, pero valió la pena. 




A partir de ahí, fuerte ascención hasta Calzada de Béjar, con un tramo de más de un km de empujing, y a duras penas. Es una trialera con piedras, surcos, arena y muchísimas rocas. Yo creo que, sin alforjas, también es imposible subir montado en la bici.



A pesar de todo, conseguimos llegar más o menos enteros al albergue. Al llegar, la hospitalera nos dice: Y por qué no habéis subido por la carretera? Y nosotros,... ah, pero hay carretera?. Si es que estamos en la parra!!!

En el albergue, que está en las afueras del pueblo, éramos siete. Nosotros cuatro y tres de a pié. Extranjeros, por supuesto.


Luego, ducha, paseo por el pueblo, cena en el Albergue y a dormir, que la etapa del día siguiente acojona un poquito.

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